Fachadas
Revestimientos base cal para una ideal transpiración del soporte
El uso de cal en revestimientos de fachadas se remonta a muchos años atrás, ya los griegos lo utilizaban.
Es un tipo de revestimiento utilizado en la construcción tradicional que, por desgracia, se fue perdiendo con la entrada de nuevos sistemas constructivos de fachada que, en principio, se suponían mejores, como los enfoscados de cemento o los monocapas.
Este material, una vez mezclado con agua en forma de pasta, endurece al reaccionar con el aire, el cual penetra en la masa y va creando microscópicos canales en la masa que permiten la transpiración del cerramiento.
De ahí la propiedad de permeabilidad de este tipo de materiales a base de cal.
Vemos por tanto que la cal apagada en pasta tiene la propiedad de endurecerse lentamente en contacto con el aire, siendo el conglomerante de los áridos que contenga la masa, pero además, al endurecer, a diferencia de los morteros de cemento
no se convierte en un material sólido compuestos por partículas “pegadas”, sino que se reconstituye en la piedra original, es decir, se convierte en piedra, no en masa endurecida, lo que le aporta una mayor dureza que los morteros de cemento y por lo tanto mayor protección al cerramiento que reviste.
Es una verdadera transformación en piedra que puede durar unos seis meses hasta alcanzar su dureza definitiva, convirtiéndose además en un material con gran plasticidad, lo que será una gran ventaja frente a los movimientos que sufra por parte del cerramiento, como ocurre por ejemplo en encuentros de diferentes materiales (ladrillo-forjado) o en esquinas de huecos, donde suelen aparecer pequeñas fisuras debidas a esos movimientos.